martes, 13 de mayo de 2014

El LUCERO (1.774 m.); a menudo veo piedras.

   Sierra Blaquilla, en el P. Natural Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama, fue hace entre 200 y 225 millones de años (es decir ayer), un gran océano de aguas poco profundas y cálidas, el Tethis. Los lodos calcáreos depositados durante el Triásico, formaron rocas calizas y dolomíticas, que durante la orogenía Alpina fueron deformadas y metamorfizadas, dando lugar a mármoles dolomíticos intensamente plegados y fracturados. Son estos los que componen la mayor parte de la Sierra de Almijara. Y hoy 4 de mayo de 2.014, los pisaremos nosotros.
Al fondo la Cresta de los Civiles y los que están en el camino, ni idea de quienes son. Ja,ja.
* ¿¿Tazay??. Estupendo, pincha en "más información" y descubre la "pedrada".

   A veinte metros de las ruinas de la famosa Venta Cebollero, en el camino forestal que va desde la aldea Acebuchal (Frigiliana) hasta Cómpeta, pasando por el cortijo del Daire, encontramos las enormes piedras que el agua torrencial caídas en el mes de abril, dejaron al descubierto, haciendo imposible que pudiéramos continuar en coche hasta el Barranco del Mirlo, como era nuestra intención, . Eso sí, los coches y sus dueños, entraron en un descanso celestial, ya que el camino hasta ese punto, también está casi intransitable para un coche normal y corriente. Fue una premonición "pedruscosa" y once kilómetros más, de propina.

Al fondo La Venta Cebollero y en primer plano "las piedrecillas" del camino.
   
   Dejamos los coches junto al Arroyo del Acebuchal y comenzamos a caminar (que es lo que nos gusta y nos mueve) en dirección Puerto Paez Blanca, desde donde tomamos conciencia de lo que nos esperaba (piedras, piedras y más piedras).
Camino del Daire, a nuestra izquierda, Barranco Moreno y a nuestra derecha Cerro delas Tres Cruces..
Dejamos esta  fuente a la derecha del camino que a la vuelta disfrutaríamos en su máxima plenitud.
   
   Llegamos al Barranco del Mirlo y tomamos un camino a la derecha que nos llevaría casi directos al Collado de los Civiles. A partir de aquí es un continuo subir y bajar por un sendero estrecho y bastante dañado, ya que el agua lo ha borrado del mapa en algunos tramos. Desde el collado tuvimos una visión extraordinaria de la otra cara de la Sierra, con el curso del Río Higerón y el emblemático Cisne.
Cerca del Collado de los Civiles.
Hitos de piedras, no podía ser de otro modo.
El primer descanso nos sentó de maravilla, nos supo a gloria y las vistas sencillamente; ¡¡ impresionantes !!

   El sendero pasa casi por la cresta, el Cerro de los Bojes y el Cerro de la Venta Panaderos, por la cara noroeste de Sierra Blanquilla, hasta el nacimiento del Arroyo de las Zarzadillas y el Collado de Puerto Llano, lo que nos plantó junto al Lucerillo por su cara norte y de ahí al Colaero de los Mosquitos.
El Raspón de los Morisco, como también se le conoce al Lucero, a tiro de piedra.

   Subimos la colosal pirámide que da forma al Lucero, zigzageando por un sendero "cantudo" y, sorpresa, sorpresa, en tres horas y media desde que comenzamos a andar, coronamos la cima.
Mires por donde mires, el paiseje es grandioso.
De izq. a dcha. Julio, Maricarmen, Fernando, Baldomero, un servidor y.... coño,"tazay" Juan Carlos.

   En la cima y con unas vistas inmejorables, unos en Granada y otros en Málaga, nos dispusimos a tomar nuestros merecidos sustentos.
    Las ruinas que encontramos en todo lo alto, pertenecían a una caseta de vigilancia que la Guardia Civil construyó para observar a los Maquis después de la Guerra Civil. Los ladrillos fueron subidos poco a poco (posiblemente como tributo) por los arrieros, que utilizaban la vía natural entre la costa Malagueña y la vega de Granada, para transportar sus mercancias.
Sierra Nevada a lo lejos.
Por la ventana la Maroma en Sierra Tejeda, y delante, una valiente de los pies a la cabeza.

   Pasado el almuerzo y la sesión de fotos, comenzamos la frenética bajada con la mente puesta en la  recompensa que Baldo nos había prometido. ¡¡Un magnifico baño!!.
Maricarmen marcando el ritmo. "Mujeres la poder" .

   La vuelta la hicimos regresando hasta el Aroyo de las Zarzadillas, donde enlazamos con un sendero bien definido que salva los Tajos de la Mota, pasando por el Puerto del Daire hasta llegar cerca del Collado de los Hornillos y acometer la bajada por el Barranco de las Majadilla, encontrándonos de nuevo con el camino del Daire. A poco metros descubrimos el cortijo que le da nombre al camino.
Cortijo del Daire
    Al final de la bajada el baño estaba asegurado, los pies nos lo exigían a voces. No nos hicimos de rogar y,,,,, ¡al agua!. Nos bañamos en la fuente que vimos en el camino a la ida. Nuestros pies nos lo agradecerán toda la vida.
    Por lo bien que nos sentó, pudo ser este el baño prometido por Baldo como guinda del  pastel, pero no lo fue. Tuvimos que esperar un poco más.
El agua fría, nos dejo los pies como nuevos. ¡Qué alivio!, ¡qué gusto!
   Tardamos siete horas en total en llegar a donde dejamos los coches. Habríamos pisado siete millones de piedras, o más, y el premio estaba asegurado. Un baño como Dios manda, de cuerpo entero y en el mar.
   Pero antes tomamos un refrigerio para cambiar impresiones.
La sierra había terminado, quedaba el mar.

   Al este de Maro, en una cala divina, de arena blanca y agua cristalina,,,,- ¿he dicho arena blanca?-, ¡no hombre!, de cantos rodados "u" piedras, tuvo lugar nuestro ansiado baño. Concretamente, en la playa de Las Alberquillas, junto al Arroyo del Pino.
También la bajada tiene guasa y,,,,,,,,, piedras.
Un día para repetir.
Para algunos, nuestro primer baño de la temporada.

   Fue el colofón a un día buenísimo, apartado del mundanal ruido. Y que una semana más tarde, todavía pasa por mi mente un manto multicolor e interminable de piedras, que me transporta a aquella película, El sexto sentido, en la que un niño metido en una cama decía: -a menudo veo gente-. 
   Yo vi piedras, muchas piedras, pero en su conjunto también vi un lugar único, de una belleza salvaje y digno de patear. Y lo mejor, lo mejor sin dudarlo un instante, fue el grupo de compañeros que de forma espontánea decidimos regalarnos un día inolvidable. 
  
Como muestra de la belleza de estos parajes, esta planta, la Echium Albicans, rodeada de piedras y sólo, piedras dolomíticas, que pudimos ver en esta  Sierra de Almijara.
 Seguramente volveremos.

Fin.


   * Tazay, significa "estas ahí", una palabra que Mª Carmen tomó de un chiste para entablar conversación con Juan Carlos (parco en palabras) y que en este día parecía que no había venido. Ja,ja.
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1 comentario:

  1. manuel cada dia mas interesante y profesional y lo del trac lo as bordado gracias por tu aportacion al bloc, parece que esta uno alli contigo viendo tanta piedra jejejejeje

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